jueves, 14 de abril de 2016

Textos recientes (abril 2016) para poemario en conformación

Pájaros de aire


La insipiente dependencia dilatoria
                                                               del metálico fracaso
empezaba a actuar blandamente, y no era; aquello
                                                               más que una directa alusión adolescente
a la entrada  del envejecimiento

de nuestra habitación    
país. Eran los primeros tiempos.
Yo ya quería decirlo, allí,  sin la posesión plena de esta lengua aun,
                                                        aquello zigzagueaba punto y codo
por las trincheras del comercio asaltando intermitentemente
por el entretiempo muerto de las primeras lecturas
                                                       claro se dejaba ver en las más serias densas y profundas
mostrando sus pliegues más vergonzosos
pero liberadores.

Y así la pensión del habla culta regía en la nimia cabeza
de los nóveles estudiantes universitarios. Tan lejos a veces
de sus hogares y de sus cálidas protecciones
                                            paternales. Nos bajábamos entonces
del recodo aquel a la evasión más aviesa del drogocarrete de cada fin de semana
atiborrados del primordial canto ubicuo de aquellos pájaros de aire gris
pero transparentes como el aire más claro de la simple felicidad
de su música lectora. Sin darnos cuenta
de estar
                                            antes de llegar a verdaderos adultos
sobrepasados de estación, en pleno otoño de la conciencia ya.

Entonces ¿las desnudas aprehensiones eran aquello…                Solo esto hoy?
Algo así como  resplandores difusos en los oídos
incluso de aquello más odiado… Bañados
                                             por esta luminosa sonoridad barroca
emergimos, al fin y al cabo,                ¡al canon clásico defenestrando!
como una callada pero demencial ocurrencia
de rebeldía anti-dictatorial.  Solo que hoy,
muerta ya, hace tanto aquella sangrienta interdicción,
como razonables adultos nos negamos a arrojarnos y arder (aunque solo sea en un segundo)
como aquellos hijos de la dictadura
o Simples hijos adolescentes del fracaso neoliberal.
 
* * *

Nosotros aquel y su reflejo


Como si fueran de clorofila
Musgo repentino
En su mente

Prodigaron lentos crecimientos
Verdes microscopías

En tanto su suerte caligrafías óseas
De sus movimientos
Los músculos seguíanlo.

Esto perece
Me lo dijo sonriendo
Así
Verdemente cartografiados del recuerdo
Sin culpa alguna. Cre-c-ímos mal

En la asepsia del pensamiento mítico
Aquel y su reflejo
Cotidiano del escalpelo sonriente…

Diseccionamos equivocadamente la realidad

Dentro su propia realidad sin considerar
nuestra propia historia. Volveremos más tarde,
Entonces se dijeron. Aquellos
Nosotros

Aquel y su reflejo fundidos
Dentro
Nuestro mismo

Único espejo de la muerte.

* * *

Una negada verdad
La “pacificación” de la Araucanía continúa hasta hoy

Es hora de freír esta lonja de injusticia
al sol.  Me lo dijo así, tan solo con el dejo de sus ojos loncos
de eterna tristeza . Así hazlo, mira
qué entretenido es. Hasta que llegue... Lo oscuro

de la noche  a su propia piel
no es solo el terror…  Al Blanco. Apagada la débil fogata. Trashumante
se pierde. En el halo alquitranado
de sus propias pisadas…

Qué diría de sí. Su propia historia alterna
desprendida del relato hegemónico del blanco
poder. Que estos son solo jirones. Que no,
no. Que no tiene flecos
a disposición turística como la falsa vestimentaria típica
del indígena siux Hollywoodense. Pero eran sus  manos
las que hablaban, de esto y otras cosas
verdades tan concretas como territorios originarios
por reivindicar, que caían de canto
del sueño
mapuche
a su despojado                                                     ser
a su suelo                                                              americano

directamente desde sus eternos callados
labios de huemul amable. Los dinteles…
ahhh, si estos hablaran, por ejemplo: del neón errante
en el marginal trance de habitar
las vísceras a la intemperie de nuestras ciudades, en fin…

que  a la hora de pergeñar un sucio pedazo de pan
en su improvisada idea de mesa
el migrante come lo que come
los desechos de la urbe
habitando
su intemperie                                                        solo

solo dentro de su escamoteada idea de casa tan confortable
pero infausta ruca citadina                                   tan solo
es
su oscura y honda perdida huella

de robada americana realidad. Pero ven, ven
Ven a freír esta lonja de su expolio al sol.

* * *

Entre rebanadas del éter congelado


Caímos en donde se insinúa la estancia opaca
en las antiguas caras
donde se tornan los parpados pájaros
en mudo canto
en fantasmal sonoro invento de metal
cortando su coro en una sola voz,
aire  del presente
amoldado en matriz perdida,
el latido profundo del pasado
en nuestros perplejos disecados cuerpos.

Caímos entre rebanadas del éter de esta mañana de temple gris,
caímos entre las rodajas de nuestro tiempo ido,
seres de congelados movimientos;                                      

caímos en los huesos,
en los esqueletos de los actos cotidianos
más domésticos
de nuestras propias vidas,

como en un cuadro de Ensor

congelados en materia pictórica
endurecida por más  de cien años
no sabemos a qué atenernos
en nuestro menudo carnaval
siendo los verdaderos descarnados
pintados protagonistas de esta escena
como si recién advertidos por ésta. Caímos.

* * *

 La silla de madera

evanescente                        espera
—con su cálida materia de líneas simples y planas—
a-sentar el ánimo
en las ganas de comer, luego
es apenas un mohín, un milimétrico giro
iconoclasta a la hora del desayuno.

Porque esta fe                                                 es un juego
pone todas sus fichas
en la consagración  de su carne               Desmintiéndose
así
misma con sus estatutarios pájaros primaverales

improvisando  su próxima predecible metáfora,  muere
en la dureza de su asiento
mientras el gato,
residuo de las sombras más densas de sus ignoradas señales
de ruta                                                           ronronea
modulaciones incomprensibles
para el de pobre entendimiento estético.
Mientras,  espera que te levantes y te vayas
Para adueñarse de ella, Y del calor que dejas en ella.

* * *

EL PELIGRO FATAL DEL TIEMPO


 LAS RAYAS DE LA CEBRA
 EN SÍ MISMAS NO FUERON

 LAS MARCAS
 QUE AGRESTES E INMISERICORDES
 SE LINEARON  PELIGROSAMENTE
 EN EL JÓVEN CUERPO
 FRÁGIL —Y POR ESTO ESCURRIDIZO—
 DEL ANTÍLOPE.

 FUE SINO EN SU FAZ RESENTIMIENTO
 DEL FUTURO

 ¿EL INEVITABLE ENVEJECIMIENTO DE LA DIVA?

 ¿POR ESTO SU SUICIDIO?

 * * *

Antílope  


Es complicado suponerle malas intenciones para consigo misma. Pero se es por lo que se hace. Entonces, cómo ha sido que llega hasta cierto punto de una intensa e insoportable degradación emocional. Qué inventaría ella entonces para seguir así con vida.

¿La vida, cuando es más difícil de  reinventar, se la puede seguir VIVIENDO así? Si los ZAPATOS… Para ella. ¿Eran lo más importante? ¿Cómo hubiese sido entonces su salvación como obrera en la fábrica de chocolates? Claramente se ve: buscaba un protagonismo de estrella… de cine al menos, no cabe duda. Aunque fuese un protagonismo de tono especial y casi tan tonto, o muy tonto. Como lo es hoy el éxito de la señorita gomero en su acotado y pobre tonto universo de la tv. En definitiva algo buscaba. Acaso ¿solo matar a la mujer común que en ella habitaba de manera tan disconforme?

¿Qué pudo haber  sido luego lo más complejo de pensar, para ella, siempre entre lobos, ante el evidente desgarro. Primero de sus ropas. Luego de sus carnes. Por último de su mismo cerebro. Lo más seguro tratar de no mancharse. Lo ideal: Por el momento. Así, ¿por el momento, habría siempre de decirse perpleja. Ante sí? Seguro que sí. Así. Por el momento.

Un momento de triunfo, pero entre los dientes de sus creadores, de sus promotores, de sus… admiradores, de sus acreedores. Un momento que  se habrá estirado hasta más no poder dependiente de su efímera juventud, desgarrándola. Hasta la muerte al no poder impedir su insoslayable caducidad.. Pobre chica. Pobre chica linda.

 * * *


Popular      (aroma de mujer)


No es sorpresa
El comando
a la mujer
apura
a la candidata,

mientras simultáneamente
ficha la dueña de casa,
del hogar
el pilar fundamental

es lo que sostiene ella
—y a ella misma—,

la abanderada,
hoy la primera

dama. Un sarcasmo
feroz
en un país tan
tan de machos
como este. Como tú
Tan. Sin cambiar
nada o casi nada,
Como si la gran cosa.

 * * * 


MORIR JÓVEN


EL  POSIBLE  POR QUÉ 
DE LA DECISIÓN

DEL QUERER MORIR  ANTES,
AÚN JÓVEN

SE HALLA QUIZÁ  EN LA OBSESIVA
APROPIACIÓN

DEL EMBARAZO 
DE LA ILUSIÓN
DE LA PERENNE SOMBRA  DE LA FAMA

SIN POSIBILIDAD DE DAR A LUZ
FUERA DEL ENCEGUECEDOR FOCO DE ELLA

LA  INEVITABLE TRANSITORIAEDAD DE LA CARNE
LO + REAL DE LA PROPIA IMAGEN

 * * *

 Birds' Hell
                                                                        (a propósito de un cuadro de Max Beckmann)

Tensa el paisaje el trazo
Los colores de su voz
En acordes fuertes. Ahh, y
La emplumada pintura de los cuerpos

Rendida

la madre moribunda de su época
se hallaba entonces.
Vencida
al infierno de la sangre

Cuando la Gran Guerra
Paternas paternalis
Cuando apenas si había
Terminado. Veinte años

después, el acabo de su mundo
EN SUS PLUMAS
FUE ESTO. ¿Tan solo en una tela consignado? El espasmo

de aquel tiempo quebrado, reventado, hecho añicos

su tono ultramar silva ahora la desértica calma
tras el mudo canto  genocida de la muerte
dentro
el signo de las balas bombas y gases
preso
de su color para siempre
en sus pupilas
pájaros del infierno.











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